Cuaresma 2021

Con el Miércoles de Ceniza iniciamos el recorrido de Cuaresma. Comenzamos con un signo de conversión: la imposición de la ceniza. Y terminamos con un símbolo de luz y de vida: el Cirio pascual.

En Cuaresma contemplamos al Jesús adulto en marcha hacia Jerusalén, lugar donde quedará atestiguada la calidad de su testimonio humano y redentor. Camina repleto de convicción, libre, solidario, fiel, esperanzado… Discurre desarrollando la misión profética que se le ha encomendado, ejercitando la Alianza que culminará en la reconciliación de la Cruz… A su paso oferta y siembra “sabiduría”, que no es solo mensaje, sino también mística y acción para mejorar la vida personal y social.

Jesús se crece practicando la marcha profética, se hace fuerte caminando. No le frena ningún obstáculo. Desbarata todos los inconvenientes y estorbos que le salen al paso. El designio de Dios Padre es que haga este recorrido y nadie se lo va a impedir. Más aún, desacredita a cuantos, como Pedro, quieren retenerlo o disuadirlo (cf. Mt 16,21-23).

En sus correrías misioneras Jesús se encuentra con “los que hacen camino al andar” y también con los que están caídos en las cunetas, con heridos y cansados, con rivales y simpatizantes… Jesús es Evangelio caminante para todos…

Seguir a Jesús hoy es caminar igualmente, incluso abrir caminos acompasando mente, corazón y compromiso activo. Ser cristiano es realizar el memorial de Jesús caminando y haciendo misión…

Acentos y decisiones

Desde que la Cuaresma, como tiempo litúrgico, fraguó en la Iglesia, ha habido símbolos y propuestas que acentúan su sentido. ¿Qué significado tienen para nosotros en la vida diaria la meditación, la oración, el sacrificio, la austeridad, la espiritualidad…? ¿Qué valor damos hoy a la imposición de la ceniza, al ayuno, a la abstinencia, a la limosna…? Por ejemplo, hay quien ayuna por estética y quien lo hace por motivaciones evangélicas con el objetivo de compartir… Salta a la vista que no es lo mismo.

Mirando hacia la Pascua, Cuaresma es oportunidad de reflexión profunda, de revisión, de planteamientos radicales… Es entrenarse en el “paso” de la criatura vieja a la persona nueva, que se esfuerza por vivir según el Espíritu, poniendo en juego todos los medios que están al alcance para ahondar y avanzar en el vivir cristiano.

Cuaresma es llamada a reforzar la fe y el compromiso bautismal, analizando si vivimos con actitudes verdaderamente evangélicas: a la altura de la Pascua, al aire del Espíritu…

Cuaresma es mirarse sin miedo en el espejo de Jesús, confrontar su programa con el propio y preguntarse: ¿Qué me falta? ¿Qué me sobra?

Cuaresma es tiempo de penitencia para la reconciliación, para interiorizar la redención lo más posible. No entendamos la penitencia como una pena o castigo para expiar los pecados, sino como expresión de arrepentimiento, de misericordia, y como signo de cambio. Dios mueve las entrañas desde su ternura y acompañamiento…

Sin ser exclusivo de la Cuaresma, su ambientación favorece el examen profundo de convicciones, actitudes y compromisos como: austeridad frente a consumismo, pensar bien de los demás frente a hablar mal de ellos, no creernos los mejores y pensar que los malos son los otros… Además, haremos muy bien si nos echamos a la cara las bienaventuranzas del Evangelio (Mt 5,2-12). Jesús condensa en ellas el ideal y el estilo cristiano…

Cuaresma es siempre “más”: podemos convertirnos más, ayudar más, desprendernos más, comprometernos más, orar más, evangelizarnos más, cultivar más la espiritualidad…

En esta larga temporada de pandemia, que está resultando pesada y estresante, favorezcamos que Dios nos toque el corazón y que el Evangelio circule vibrantemente por nuestro interior, para que se acreciente la esperanza y la solidaridad fraterna nos sustente mutuamente en el cansancio. Cuidemos la vida y la relación social con discernimiento y caridad evangélica…

A punto de brotar la primavera, emprendamos la ruta de la Cuaresma con mirada de luz y de color, con experiencia pascual y conciencia de redimidos… Que cunda el aliento de la fe y la alegría del Evangelio…

Con frecuencia en la vida se presentan ocasiones para mejorar. La Cuaresma, al servicio de la Pascua, es una de ellas.

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