Cuaresma 2022
Con el Miércoles de Ceniza iniciamos el recorrido cuaresmal. Comenzamos con un signo de conversión: la imposición de la ceniza. Y terminamos con un símbolo de luz y de vida: el Cirio pascual.
En Cuaresma contemplamos al Jesús adulto en marcha hacia Jerusalén, lugar donde quedará atestiguada la calidad de su testimonio humano y redentor. Camina repleto de convicción, libre, solidario, fiel, esperanzado… Discurre desarrollando la misión profética que se le ha encomendado, ejercitando la Alianza que culminará en la reconciliación de la Cruz… A su paso oferta y siembra “sabiduría”, que no es solo mensaje, sino también mística y acción para mejorar la vida personal y social.
Jesús se crece practicando la marcha profética, se hace fuerte caminando y ejercitando la misión. No le frena ningún obstáculo. Desbarata todos los inconvenientes y estorbos que le salen al paso. El designio de Dios Padre es que haga este recorrido existencial y nadie se lo va a impedir. Más aún, desacredita a cuantos, como Pedro, quieren retenerlo o disuadirlo (cf. Mt 16,21-23).
Obediente a Dios, Jesús camina hacia el martirio, repleto de convicción: “La vida no me la quita nadie, la doy yo voluntariamente” (Jn 10,18); es el precio que paga por vivir apasionadamente el Reino de Dios en fidelidad a su vocación.
En sus correrías misioneras Jesús se encuentra con “los que hacen camino al andar” y también con los que están caídos en las cunetas, con personas frustradas, heridas o cansadas, con rivales y simpatizantes… Jesús es Evangelio para todos…
Seguir a Jesús hoy es caminar con el aire y el estilo que observamos en él; es, incluso, abrir caminos acompasando mente, corazón y compromiso activo. Ser cristiano es realizar el memorial de Jesús evangelizando…
Acentos y decisiones
Desde que la Cuaresma fraguó en la Iglesia como tiempo litúrgico, ha habido símbolos y propuestas que acentúan su sentido. ¿Qué significado tienen para nosotros en la vida diaria la meditación, la oración, el sacrificio, la austeridad, la espiritualidad…? ¿Qué valor damos hoy a la imposición de la ceniza, al ayuno, a la abstinencia, a la limosna…? Por ejemplo, hay quien ayuna por estética y quien lo hace por motivaciones evangélicas con el objetivo de compartir… Salta a la vista que no es lo mismo.
Mirando hacia la Pascua, Cuaresma es oportunidad de reflexión profunda, de planteamientos radicales… Es entrenarse en el “paso” de la criatura vieja a la persona nueva, que se esfuerza por vivir según el Espíritu y practicar el Evangelio, poniendo en juego todos los medios que están al alcance para ahondar y avanzar en el vivir cristiano.
Cuaresma es llamada a reforzar la fe y el compromiso bautismal, analizando si vivimos con actitudes verdaderamente evangélicas y a la altura del ideal cristiano…
Cuaresma es mirarse sin miedo en el espejo de Jesús, confrontar su programa con el propio y preguntarse: ¿Qué me falta? ¿Qué me sobra?
Cuaresma es tiempo de penitencia para la reconciliación, para interiorizar la redención lo más posible. No entendamos la penitencia solo como una pena o castigo para expiar los pecados, sino más bien como signo de arrepentimiento, de misericordia, y como señal de superación. Dios mueve las entrañas desde su ternura y acompañamiento…
Sin ser exclusivo de la Cuaresma, su ambientación favorece la revisión profunda de convicciones, actitudes y compromisos como: austeridad frente a consumismo, pensar bien de los demás frente a hablar mal de ellos, no creernos los mejores y pensar que los malos son los otros… Además, haremos muy bien si nos echamos a la cara las bienaventuranzas del Evangelio (Mt 5,2-12). Jesús condensa en ellas el ideal y el estilo cristiano…
Cuaresma es siempre “más”: podemos convertirnos más, ayudar más, desprendernos más, comprometernos más, orar más, evangelizarnos más, cultivar más la espiritualidad…
A punto de brotar la primavera, emprendamos la ruta de la Cuaresma con mirada de luz y de color, con aspiraciones de Pascua y con sensibilidad de redimidos… Que cunda el aliento de la fe y la alegría del Evangelio…
Con frecuencia se presentan en la vida ocasiones para mejorar. La Cuaresma es una de ellas…