Comunicaciones

La «marca» del Espíritu

Pentecostés es ocasión destacada para agradecer a Dios Padre y a Jesús que nos hayan regalado su Espíritu. Con él podemos entender mejor el “misterio” humano y los valores del Evangelio. Por eso, este regalo nos conviene a todos.

Desde el principio de la Iglesia, la irrupción del Espíritu Santo es de lo más iluminador y motivador. La mística del Espíritu esclarece la mente, calienta el alma y nos lanza a ser testigos públicamente.

En verdad, el Espíritu Santo es luz, fuerza, aliento, consuelo… Mueve desde la interioridad, aclara las situaciones más oscuras, induce a servir. Concede dones y carismas para enriquecer a la comunidad y para servir a la sociedad. Es un incentivo extraordinario para evangelizar y reconciliar. La verdadera misión de la Iglesia llevará siempre la marca y el sello del Espíritu Santo.

Es de ignorantes y torpes no sacar partido de este don tan excelente y vital. Al cristiano que se deja conducir por el Espíritu se le nota: es persona de convicciones, de sólida religiosidad, de fuerza interior, servicial, sencilla, sincera, generosa, compasiva…

Pentecostés nos recuerda la vocación de vivir al aire del Espíritu y de volcarlo en la sociedad por medio del testimonio y del compromiso evangelizador. El impulso y la acción del Espíritu son imparables. Nosotros somos la Iglesia del Espíritu Santo.

Tengamos presente que donde hay Espíritu de Dios hay verdad, libertad, paz, entendimiento, compromiso, testimonio…

Dones y carismas para el bien común (1 Co 12,7)

Ya san Pablo resaltaba algo maravilloso que se da en la Iglesia de todos los tiempos: gracias a la acción del Espíritu Santo hay una diversidad de dones, de funciones y de servicios que enriquecen la vida de las comunidades.

Se comenta muchas veces lo valiosa que es la unidad conjugada con la diversidad. A ello alude también san Pablo, pero destacando que los diferentes dones y carismas se conceden para la edificación común. Es así como Dios se comunica y se derrama…

El Espíritu Santo sigue iluminando y promoviendo distintos modos de ser cristiano y de hacer comunidad, y sigue sorprendiendo con sus iniciativas. Por eso, la vida de la Iglesia es plural, variada, multicolor, pero salvando siempre el bien común y la unidad. La Iglesia es una comunidad viva, con miembros diferentes. Pero, como en el cuerpo humano, todos nos necesitamos…

En nuestra parroquia de Santa Teresa, el grupo “Galilea”, en la cercanía de Pentecostés, invita a un encuentro de oración para agradecer y compartir la acción del Espíritu en cada uno de nosotros. Será el jueves 25 de mayo, a las 20:30 h.

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