Navidad con Jesús

Jesús, es Navidad.

En estos días, muchos se centran en evocar tu venida.

Nosotros te contemplamos desde la actualidad:

te vemos derrochando presencia y testimonio divino y humano,

y observamos que alumbras nuestra historia con un brillo peculiar.

En verdad, eres un sacramento excelente;

y por eso eres motivo especial de júbilo y de alabanza.

Atraídos por la fe, valoramos mucho tu compañía, Jesús.

Caminando a ritmo contigo,

notamos que la sensibilidad se mantiene en forma

y no pierde el buen tono…

Es una suerte impresionante experimentar tu espiritualidad, Jesús.

Cuánto nos alienta tener a la vista tu calidad personal.

Inmersos en tu Navidad reconocemos, Jesús,

que eres la salvación anunciada y prometida,

la Palabra del cielo sembrada en la tierra,

la mística divina que eleva la dignidad humana.

Sin duda, eres la mejor fotografía de cómo ser persona…

Jesús, en ti vemos lo más hermoso de la vida y nos emociona.

En ti, Dios va de humano por la historia:

se abaja para levantarnos; se humaniza para divinizarnos.

Cuántos alicientes de ejemplaridad nos das para progresar…

Sí, Jesús, tú eres Navidad permanente;

simbolizas y nos expones un milagro de amor colosal.

Gracias por volcarte en nuestro mundo hasta darlo todo…

Esta tierra es tu casa, Jesús.

Nosotros te abrimos la puerta y las ventanas de par en par…