Nuevo curso pastoral

Nos disponemos a iniciar un nuevo curso pastoral. Y lo hacemos con ilusión y con la esperanza de seguir impulsando el Reino de Dios, el objetivo y la tarea que nos debe interesar principalmente a todos los cristianos.

Ante la perspectiva del nuevo curso pastoral que se nos presenta, la disposición y el emprendimiento deben ser actitudes fundamentales en cada uno.

Todo inicio de curso debe favorecer el relanzamiento de la vida parroquial sin encogimiento ni desgana de ningún tipo. La vida sigue fluyendo; y en la parroquia hemos de ir al compás de la vida: con iniciativas, con creatividad creciente y en armonía sinodal.

El nuevo curso es ocasión para dinamizar todo lo que el Espíritu Santo quiera hacer entre nosotros: alentando el seguimiento de Jesús, compartiendo el Evangelio, celebrando la fe, practicando la caridad, ejercitando el testimonio… Estamos ante una nueva coyuntura adornada de motivos para discernir qué posibilidades tenemos a nuestro alcance y qué decisiones nos urgen…

Sintamos que Dios nos acompaña, nos inspira y nos alienta, porque es el más interesado en seguir impulsando la historia de salvación para bien y desarrollo de todos.

La actitud de cada uno de nosotros debe ser cooperar al aire del Espíritu dentro de la comunidad eclesial y en el círculo social en que nos movemos. Contamos con la riqueza, el testimonio, el compromiso y la aportación de todos… De esta manera, en sinodalidad y con el espíritu entonado pongámonos en marcha al son del Evangelio.

Sirva esta comunicación, al inicio del presente curso, para animar a todos en la reanudación del itinerario parroquial en sus diferentes secciones y grupos, teniendo presente que somos Pueblo de Dios en marcha…