Comunicaciones

Sinodalidad

En octubre de 2023 se celebrará en el Vaticano la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con este lema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.

Es deseo del papa Francisco que la Iglesia entera participe en el proceso sinodal para conseguir de manera real y efectiva que todos los bautizados caminemos juntos en fraternidad. Para garantizar la intervención de los más posibles, el papa ha diseñado un itinerario singular con el fin de evidenciar que el Sínodo no es solo la Asamblea de octubre de 2023, sino un camino de dos años, que ya ha comenzado en octubre de 2021, abierto a todos.

Sinodalidad

El papa Francisco quiere que todos los cristianos reflexionemos sobre la sinodalidad, un tema que considera decisivo para la vida y la misión de la Iglesia. Está convencido de que el ejercicio de la sinodalidad hará a la Iglesia atractiva y convincente.

Esta palabra no es nueva en la historia de la Iglesia, si bien con este papa se ha puesto más en valor. La sinodalidad, como característica de la Iglesia, ha sido reconocida y valorada a lo largo de su tradición. Se ha notado en la identidad de los buenos cristianos y en el estilo de las mejores comunidades eclesiales con signos como: fraternidad, escucha mutua, participación, corresponsabilidad, testimonio, discernimiento…

Con la convocatoria del Sínodo el papa quiere que examinemos los problemas y las esperanzas del presente, descubramos las urgencias de renovación que estamos necesitando como Iglesia y alumbremos juntos los modos de proceder en el futuro, acompañados e iluminados por el Dios Trinitario que nos envuelve.

Remarcamos que sinodalidad (“caminar juntos”) es ante todo un estilo, una forma de ser, con que la Iglesia vive y realiza su misión en medio de la sociedad. Para ello se requiere que cada cristiano desempeñe su rol y compromiso, pero vinculados todos por la comunión evangélica.

Una pregunta fundamental guía la consulta sinodal: En la Iglesia que anuncia el Evangelio, todos “caminan juntos”. ¿Cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro “caminar juntos”?

Para responder, podemos recurrir a experiencias ya vividas en la propia comunidad: ¿Qué alegrías provocaron? ¿Qué dificultades y obstáculos se presentaron? ¿Hubo heridas? ¿Qué intuiciones suscitaron? ¿Cómo resonó la voz del Espíritu en esas experiencias? ¿Qué nos pide ahora el Espíritu? ¿Qué debe continuar en nuestra comunidad? ¿Qué perspectivas de cambio vemos viables y qué pasos hemos de dar para que se cumplan? En definitiva: ¿Qué caminos se abren para nuestra Iglesia particular, en los que estamos de acuerdo?

Según la orientación del papa, el objetivo del Sínodo es “escuchar” lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia de hoy. Para ello oremos y dejemos que el Espíritu ore en nosotros; meditemos juntos la Palabra de Dios en la Escritura y en la Tradición viva; veamos qué nos dicen los signos de los tiempos, dialogando unos a otros, dando participación también a quienes están al margen de lo religioso, se han excluido o los hemos descartado pero con un mensaje que dirigirnos. La intención es soñar juntos la Iglesia que estamos llamados a ser, haciendo florecer esperanzas, vendando heridas, tejiendo relaciones, aprendiendo unos de otros, iluminando las mentes, calentando los corazones y vigorizando las manos para la misión común. Todo ello para tomar decisiones y diseñar proyectos en obediencia a la voz de Dios.

Este objetivo principal contiene otros de gran relevancia para la calidad de vida eclesial y el desarrollo de la misión evangelizadora:

  • Revivir cómo el Espíritu guía a Iglesia y nos sigue llamando a ser testigos.
  • Reactivar un proceso eclesial de participación e inclusión, que ofrezca a cada uno la oportunidad de expresarse y de ser escuchado para cooperar en la construcción del Pueblo de Dios.
  • Reconocer y apreciar la riqueza de dones y carismas que el Espíritu distribuye libremente, para el bien de la comunidad y de toda la sociedad.
  • Experimentar modos de ejercitar la corresponsabilidad en el anuncio del Evangelio y en el compromiso de construir ambientes sanos y fraternos.
  • Detectar y superar prácticas desordenadas de ejercer la responsabilidad y el poder en la Iglesia, que no están fundamentadas en el Evangelio.
  • Sostener la comunidad cristiana como sujeto creíble y socio fiable en el diálogo social y en la promoción de la fraternidad y del bienestar común.
  • Regenerar las relaciones entre los miembros de las comunidades cristianas, y entre estas y los grupos sociales, las otras confesiones y religiones, las organizaciones vecinales, populares…
  • Valorar y acoger los frutos de experiencias sinodales ya realizadas.

El proceso sinodal es una oportunidad de apertura al entorno, para sondear la realidad desde otros puntos de vista, y de esta manera evangelizar mejor preparados. Mirando alrededor, conviene ampliar la perspectiva hacia toda la Iglesia, planteándonos preguntas como: ¿Cuál es el plan de Dios para la Iglesia aquí y ahora? ¿Cómo podemos poner en práctica el sueño de Dios para la Iglesia en nuestro lugar?

Fase diocesana

El papa ha proyectado este Sínodo en tres fases:

– Fase diocesana: octubre 2021-agosto 2022.

– Fase continental: septiembre 2022-marzo 2023.

– Fase de la Iglesia universal: octubre 2023.

 Se pide a todos participar, para discernir la voluntad de Dios hoy y por qué senderos se nos pide caminar… ¿Cómo? Orando, dialogando, escuchando a todos sin exclusión, involucrando incluso a los más alejados y a cuantos han dirigido críticas u objeciones sobre el proceder de la Iglesia… Hemos de llegar a las periferias, a los que han abandonado la Iglesia, a los que rara vez o nunca practican su fe, a los que experimentan pobreza o marginación, a los que no tienen voz… La intención de la experiencia sinodal es escuchar a Dios a través de la escucha recíproca, inspirados en la Palabra de Dios. El Espíritu sigue hablando hoy…

Por tanto, el objetivo de la fase diocesana es favorecer un amplio proceso de consulta para recoger experiencias de sinodalidad vividas, con sus diferentes articulaciones y matices, y escuchar problemas, quejas, esperanzas… dando voz a todos o a los más posibles sin exclusión.

La síntesis final que se elabore debe recoger el parecer no solo de los que participan en la comunidad, sino que es muy importante recoger también lo que dicen quienes no suelen ser escuchados. Por otro lado, no se han de subrayar solo las experiencias positivas, sino también las constataciones negativas y las propuestas desafiantes; se trata de reflejar la realidad de cuanto se ha dialogado y escuchado. También debe constar en la síntesis la actitud de los participantes…

Si estás interesado o te sientes llamado a participar en la fase diocesana del Sínodo, pasa por tu parroquia y deja tu nombre y un teléfono de contacto. Te lo agradecemos de antemano.

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