Vacaciones en cristiano
Tiempo de verano… No pocos salen de vacaciones: es una posibilidad al alcance de muchos. Otras personas aprovechan estas fechas para visitarnos. Pero hay quien no tiene la suerte de disfrutar las vacaciones: por salud precaria, por escasez de recursos o por otros motivos… La suerte no se presenta igual para todos…
Los cristianos hemos de ser conscientes –también en el descanso estival– de que somos seguidores de Jesús. Por ello, conviene que consideremos el sentido cristiano de las vacaciones…
No deben ser un tiempo de mera ociosidad: “La ociosidad es la madre de todos los vicios”. Sí hemos de considerar las vacaciones como un tiempo oportuno para el descanso, pero sin abandonar el cultivo de la espiritualidad ni la atención a los valores esenciales. Hay dimensiones de la vida tan importantes y determinantes que no se pueden desatender en ningún momento.
El verano es una oportunidad extraordinaria para la actividad creativa. Por ello no ha de desaprovecharse en la pasividad, ni malograrse “matando el tiempo”. Lo propio del verano no es vegetar, olvidándose de todo… El descanso no es para dedicarse a la simple exterioridad, a la diversión superficial…, ni para olvidar problemas, si están reclamando solución…
El verano es ocasión para pasárselo bien y gozar a fondo, pero viviendo en positivo. Es una oportunidad excelente para reforzar el sentido de la vida, aprovechando el ocio y la pausa laboral para tonificar el espíritu y vivir en profundidad lo que el ajetreo diario no nos permite tanto a lo largo del año.
Y si a todo ello le añadimos la “solidaridad”, que debe ser uno de los valores definitorios de los cristianos, el acierto del asueto estival será total. Muchas personas aprovechan el tiempo de sus vacaciones para participar en actividades de voluntariado…
Así, pues, conviene meditar: ¿Cómo vivo las vacaciones en cristiano? ¿Cómo aprovecho el tiempo libre del verano? ¿Cómo debo proceder para acabar las vacaciones con una psicología verdaderamente reconfortada y renovada?