Comunicaciones

Navidad 2021

Navidad es una palabra que se está volviendo ambigua. No todos la entienden con el mismo significado. Cada año puede estar más oscurecida por la publicidad, los intereses comerciales o la indiferencia religiosa. Por eso, los cristianos necesitamos redefinir y no devaluar el sentido de esta fiesta, que tiene tanta repercusión familiar y ciudadana.

La encarnación del Hijo de Dios y su proyecto redentor son los motivos fundamentales que nos animan a los cristianos a felicitarnos, comunicarnos y reunirnos en estas fechas. Cada Navidad trae consigo un mensaje entrañable, pero también un gran desafío: como Jesús, hemos de ser luz y testimonio en la familia, entre los vecinos, en la sociedad…

La Navidad cristiana comporta un “don mayúsculo”: Dios se nos regala del todo y para siempre, se nos ofrece por medio de Jesús. Nos ama tanto que está entre nosotros como un vecino más: revelador, servicial, valiente, liberador… Jesús es el signo supremo de la Alianza nueva de Dios con todas las generaciones. ¿Hubiéramos imaginado un amor más desbordante y una atención más entrañable? Dios es siempre generoso. Y la Navidad cristiana es una muestra singular de cómo Dios se compromete con la historia humana y con cada persona en particular.

Destaquemos que Dios está empeñado en salvarnos. Ahora, en la actualidad, nosotros hemos de sumarnos a este empeño divino, porque la salvación personal y comunitaria es también responsabilidad de cada persona. A veces oímos y hasta decimos: “Esto no tiene arreglo…”. Más aún, nos atrevemos a declarar: “Esto ni Dios lo arregla…”. Pues si entendemos debidamente el verdadero sentido de la Navidad cristiana y la dinámica que esta impulsa, no cabe que pensemos así. La Navidad de Dios nos conduce a la convicción de que cada cristiano puede y debe ser solución en sus ambientes… La redención sigue. Y Dios quiere contar contigo, conmigo, con cada uno…

Navidad es verdadera fiesta, a lo evangélico, si acogemos a Jesús y aceptamos ser, como él, hijos de Dios y hermanos en comunión activa. Jesús se ha hecho de los nuestros, nos abraza personalmente y trabaja a nuestro lado actualizando la redención…

Navidad, milagro de amor

Hermano, te anuncio una Buena Noticia,

que es motivo de gozo para muchas personas.

Escucha: Transcurría el tiempo desde que Dios, de forma maravillosa, creó el cielo y la tierra.

Y en la tierra, dentro de la hermosa y variopinta naturaleza,

aparecieron el hombre y la mujer, a imagen y semejanza divina.

Paseaban a diario con Dios en grata y entrañable convivencia

hasta que la soberbia y la ambición los enredaron;

entonces sobrevinieron el disgusto, la frustración, el pecado, la amargura…

Después de muchas generaciones,

en el país de Israel se cumplió una promesa ampliamente anunciada:

de una joven virgen, María, desposada con un hombre bueno, José,

nació en un lugar marginado –porque no hubo sitio para ellos en la posada–

Jesús, el Mesías, el Salvador anunciado que muchos esperaban…

Hermano, si ahora los cristianos nos alegramos,

es porque nosotros mismos hemos visto y oído a Jesús con la sensibilidad de la fe,

hemos experimentado su redención abundante

y nos ha impresionado su calidad humana y divina.

En verdad, Jesús es la salvación prometida y experimentada,

la Palabra mayúscula del cielo sembrada en la tierra,

la presencia divina levantando la dignidad humana…

Jesús certifica con su vida cómo es Dios y cuánto nos ama.

Hermano, hemos visto la Luz de Dios y nos ha dejado impresionados.

Ahora advierte: se espera que tú y yo seamos también sal de la tierra y luz del mundo;

se espera que brille potentemente tu luz y mi luz,

para que se descubra que Dios existe y es bueno.

Sí, hermano: ¡Alégrate! ¡Es Navidad! Dios se ha hecho criatura humana:

va de hombre por la vida para hablarnos, querernos, salvarnos…

Esta es la mejor noticia que han podido captar las ondas,

el Evangelio más favorable para la historia…

No es extraño que aquel día se pararan los relojes,

porque ha brotado un tiempo nuevo, una nueva Alianza de Dios con las personas.

La humanidad entera acusa el influjo saludable de Jesús y se conmueve…

Dios es nuestro Padre, nuestra Madre, nuestro confidente para siempre:

se abaja para levantarnos, se humaniza para divinizarnos. Dios está con nosotros, entre nosotros…

Hermano, Navidad es un milagro de amor: encuentro tierno, finura de Dios contigo, conmigo…

Navidad es un gesto impresionante de misericordia divina;

es la eternidad volcada hacia nosotros por cariño y redención.

Dios bueno, gracias porque estás dentro de la historia para siempre.

Gracias, Jesús, porque muestras y atestiguas la cercanía entrañable de Dios Trinidad.

Gracias, María y José, por vuestra cooperación creyente con la redención.

Enhorabuena, hermano, y bendiciones, porque Dios nos quiere.

Lo sabemos. Sí, lo sabemos…

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