Comunicaciones

Navidad cristiana

La Navidad se nos está volviendo ambigua. No todos la entendemos con un significado parecido. ¿Se está devaluando por efecto de la publicidad, de intereses comerciales o por la indiferencia religiosa? Los cristianos necesitamos redefinir el sentido de esta fiesta, para conservar su mejor repercusión religiosa, familiar y ciudadana.

La encarnación del Hijo de Dios y su proyecto redentor son los motivos básicos que nos animan a los cristianos a felicitarnos, comunicarnos y reunirnos en estas fechas. La Navidad trae consigo un mensaje entrañable, pero también un gran desafío: como Jesús, hemos de ser luz y testimonio en la comunidad cristiana, en la familia, entre los vecinos, en la sociedad…

La Navidad cristiana comporta un don de dimensiones insospechadas: Dios se nos regala del todo y para siempre. Nos ama tanto que está entre nosotros: revelador, servicial, valiente, ejemplar, liberador… Jesús es el signo supremo del cariño de Dios con todos. ¿Hubiéramos imaginado un amor más elocuente y desbordante? La Navidad cristiana es una muestra singular de cómo Dios se compromete con la historia humana y con cada persona en particular.

Destaquemos que Dios está empeñado en salvarnos. Pero es necesario que nosotros nos sumemos a este empeño divino, porque la salvación personal y comunitaria es también responsabilidad de cada uno. A veces oímos y hasta decimos: “Esto no tiene arreglo…”. O bien: “Esto ni Dios lo arregla…”. Pues si entendemos debidamente el verdadero sentido de la Navidad cristiana, no debemos pensar ni hablar así. La Navidad de Dios inspira la convicción de que cada cristiano puede y debe ser solución en sus ambientes… La redención sigue; y Dios cuenta contigo, conmigo, con cada uno…

Navidad es verdadera fiesta, a lo evangélico, si acogemos a Jesús y aceptamos, como él, ser hijos de Dios y hermanos en comunión. Jesús se ha hecho de los nuestros, para que sigamos impulsando la redención…

Navidad, milagro de amor

Hermano, te anuncio una Buena Noticia,

que es motivo de gozo para muchas personas.

Escucha: Transcurría el tiempo desde que Dios,

de forma maravillosa, creó el cielo y la tierra.

Y en la tierra, dentro de la hermosa y variopinta naturaleza,

aparecieron el hombre y la mujer, a imagen y semejanza divina.

Paseaban a diario con Dios en grata y entrañable convivencia,

hasta que la soberbia y la ambición los enredaron;

entonces sobrevinieron el disgusto, la frustración, el pecado, la vergüenza…

Después de muchas generaciones,

en el país de Israel se cumplió una promesa ampliamente anunciada:

de una joven virgen, María, desposada con un hombre bueno, José,

nació en un lugar marginado –porque no hubo sitio para ellos en la posada–

Jesús, el Mesías, el Salvador anunciado que muchos esperaban…

Hermano, si ahora los cristianos nos alegramos,

es porque nosotros mismos hemos visto y oído a Jesús con la sensibilidad de la fe,

hemos experimentado su redención abundante

y nos ha impresionado su calidad humana y divina.

En verdad, Jesús es la salvación prometida y experimentada,

la Palabra mayúscula del cielo sembrada en la tierra,

la presencia divina levantando la dignidad humana…

Jesús certifica con su vida cómo es Dios y cuánto nos ama.

Hermano, hemos visto la Luz de Dios y nos ha dejado impresionados.

Ahora advierte: se espera que tú y yo

seamos también sal de la tierra y luz del mundo;

se espera que brille potentemente tu luz y mi luz,

para que se descubra que Dios existe y es bueno.

Sí, hermano: ¡Alégrate! ¡Es Navidad!

Dios se ha hecho criatura humana:

va de hombre por la vida para hablarnos, querernos, salvarnos…

Esta es la mejor noticia que han podido captar las ondas,

el Evangelio más favorable para la historia…

No es extraño que aquel día se pararan los relojes,

porque ha brotado un tiempo nuevo,

una nueva Alianza de Dios con las personas.

La humanidad entera acusa el influjo saludable de Jesús y se conmueve…

Dios es nuestro Padre, nuestra Madre, nuestro confidente para siempre:

se abaja para levantarnos, se humaniza para divinizarnos.

Dios está con nosotros, entre nosotros, para siempre…

Hermano, Navidad es un milagro de amor:

encuentro tierno, finura de Dios contigo, conmigo…

Navidad es un gesto impresionante de misericordia divina;

es la eternidad volcada hacia nosotros por cariño y redención.

Dios bueno, gracias porque estás dentro de la historia.

Gracias, Jesús, porque muestras y atestiguas

la cercanía entrañable de Dios Trinidad.

Gracias, María y José, por vuestra cooperación creyente con la redención.

Enhorabuena, hermano, y bendiciones, porque Dios nos quiere.

Y esto lo sabemos…

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