Pascua 2025
“Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de arriba” (Col 3,1)
La Pascua es el acontecimiento central y culminante de la vida cristiana. Está cuajado de reclamos. Son tantas sus motivaciones y tantos sus mensajes que se necesitan semanas para asumirlos, degustarlos y aprovecharlos.
La Pascua inspira el vivir cristiano. De ahí la importancia de reforzar las convicciones y los compromisos pascuales, para tirar de ellos a lo largo de todo el año.
El ideal de Jesús abre horizontes insospechados y estimula al máximo. Jesús, manejando una combinación maravillosa de cruz y resurrección, de martirio y bienaventuranza, nos asegura que es posible mejorar los ambientes sociales en que vivimos, de los que a veces nos quejamos. Su alternativa es clara: él se apunta a “elevar la vida”… y nos reta a alcanzar esta utopía excelente y posible, que coincide con el Reino de Dios…
Ahora bien, el ideal cristiano no se puede comprender ni alcanzar sin vibración espiritual, es decir, sin vivir al aire del Espíritu. No olvidemos que el Espíritu Santo es el “Alma de la Iglesia”…
Por eso, la Pascua plantea propuestas y presenta desafíos: sustituir esquemas que corrompen por proyectos y compromisos que embellecen la vida. Si queremos que la victoria de Dios sea completa, hemos de practicar el Evangelio.
Verdaderamente, Pascua de Resurrección es un revulsivo para el corazón. Nuestra fe carece de fundamento y de mística, si no impregna la vida de resurrección. Nadie ilumina el misterio humano como nuestro Dios trinitario, Señor y dador de vida… Por tanto, alcemos el ánimo y fortalezcamos la esperanza. Dios y Jesús salvan e inspiran…
Miremos hacia delante, atraídos por el ímpetu de la Resurrección. Dios gana la partida en Jesús y la quiere ganar también en cada uno de nosotros… Dios espera encontrar en ti y en mí la iniciativa, el empeño y la fidelidad que halló en Jesús…