Comunicaciones

Curso pastoral 2025 – 2026

En la Semana de Pastoral, recientemente celebrada, se ha abierto un nuevo curso con el bautismo como bandera. En ella se nos ha exhortado a ser conscientes de que tenemos por delante una nueva oportunidad con retos interesantes. Y se nos ha animado a avanzar sabiendo que Jesús camina a nuestro lado alentando nuestra esperanza. Él mismo es esperanza que no defrauda.

Al situar el curso, el obispo ha mencionado que nos encontramos en la Fase de implementación del Sínodo de la Sinodalidad, cuyo objetivo es experimentar prácticas y estructuras sinodales para desarrollar con más eficacia la misión de evangelizar. Al mismo tiempo D. José Luis recordó que seguimos en el Año Jubilar de la Esperanza.

Cuando tomó la palabra el vicario de pastoral, Andrés González, realzó que nuestra Iglesia diocesana debe ser “oasis de esperanza”. Y promovió que no nos encerremos en las parroquias pisando las mismas baldosas de siempre, sino que salgamos a la calle, a los barrios, a los lugares donde la vida duele… siendo testigos de la alegría del Evangelio. Andrés nos animó a que seamos Iglesia de brazos extendidos y puertas abiertas, sin juicios ni prejuicios, llevando consuelo y bondad a nuestro paso. Y agregó: “Que cada cristiano sea resplandor brillante de esperanza…”.

Enfoque y orientación bautismal

Sí, en la presentación de este curso pastoral se ha insistido mucho en la importancia de reflexionar en la significación y la dinámica del bautismo, para asumirlo y desarrollarlo más y más… Porque la experiencia bautismal debe acompañar a los cristianos continuamente; no olvidemos que el bautismo “imprime carácter”. Así pues, se ha de notar de manera permanente que llevamos esta marca y tal señal…

Además, debemos tener muy presente que tanto la identidad cristiana como la misión de la Iglesia nacen del bautismo, que nos introduce en la vida trinitaria y nos capacita para vivir en comunión y participar en la evangelización eclesial.

También se destacó que, en consonancia con la profundización y el despliegue del bautismo, necesitamos ahondar en la identidad de la vocación cristiana, especialmente la laical, valorando cada vocación particular en línea discipular y misionera. Todos tenemos el reto de impulsar comunidades y parroquias vivas que se muevan en torno a la misión, proclamando la belleza del Evangelio, remitiendo a Dios y siendo hogares samaritanos de encuentro y de sanación.

Verdaderamente, en la Semana de Pastoral ha quedado muy clara una recomendación: revitalicemos el bautismo y reanimemos la vocación de cada uno junto con el compromiso cristiano, incrementando el entusiasmo apostólico. En definitiva, se nos exhorta a ir por la vida con mirada evangélica, creyente, evangelizadora…

Prioridades pastorales

Con este encuadre se presentaron las prioridades pastorales para este curso, teniendo también en cuenta el itinerario de la Iglesia en Castilla que culminará en una Asamblea Eclesial (1-2 de mayo de 2026), tras un recorrido planificado de tres años.

Estas son las prioridades propuestas:

Prioridad 1: Renovar nuestra vocación bautismal como fundamento de la Iglesia llamada a ser sinodal y misionera.

La presentó José Ángel Ávila, sacerdote, delegado episcopal para vivir el Misterio y la Comunión. El objetivo es visibilizar y ahondar en la vocación bautismal común y en las distintas vocaciones que hay en nuestra diócesis, dándolas a conocer y mostrando su belleza dentro de la misión de la Iglesia. Para esta prioridad y objetivo habrá una “acción común” sobresaliente: un Congreso diocesano de Pastoral Vocacional (13-15 de marzo de 2026).

Prioridad 2: La comunidad cristiana en modo evangelizador.

La presentó Javier Alonso Talegón, sacerdote, delegado episcopal para la Evangelización. Objetivo: Despertar la llamada de los bautizados, personalmente y en comunidad, a ser discípulos misioneros. Con este fin se organizarán dos encuentros diocesanos: en noviembre (fecha por confirmar), en el que se presentará la experiencia de algunas parroquias que ya han iniciado una conversión pastoral en clave misionera; y otro el 18 de abril, que se centrará en la catequesis vinculada al primer anuncio.

Prioridad 3: Renovar el compromiso con los necesitados desde nuestra identidad de bautizados.

La presentó Mercedes Bayo, religiosa de los Sagrados Corazones, delegada episcopal para una Iglesia de la Caridad y Samaritana. Objetivos: fomentar el trabajo en común y la transversalidad; animar el “ministerio de la escucha” poniendo en marcha un Centro de Escucha diocesano; incorporar un mayor número de laicos para consolidar equipos de servicios y delegaciones. La acción común más sobresaliente de esta prioridad será la celebración destacada de la IX Jornada Mundial de los Pobres, el 16 de noviembre.

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